Por: Luis Santillán
La historia
El palacio de la Escuela de Medicina es un monumento colonial de singular belleza, construido en 1732 por el arquitecto Pedro de Arrieta, para el Tribunal del Santo Oficio o Inquisición. Tenía adjuntas dos construcciones más: el albergue para las cocheras de los inquisidores, sobre la llamada calle de las cocheras y las cárceles de a Perpertua en lo que hoy es la calle de Venezuela, por lo que recibió ese nombre.
Es en 1813, cuando se clausuró en México el Tribunal del Santo Oficio por decreto de las cortes españolas fue instituido nuevamente por Fernando VII en 1814 para ser suprimido definitivamente en 1820. El edificio tuvo diversos usos: Colegio Militar, Lotería Nacional, Tribunal de Guerra y Marina, Seminario Conciliar y Oficinas del Gobierno del Estado de México entre otras.
Desde que se fundo la Escuela de Medicina en 1833, no contó con un edificio propio, por lo que recorrió varios sitios hasta que los profesores de medicina compraron con sueldos adeudados el Palacio de la Inquisición siendo así en 1854 que pasa a ser parte del patrimonio universitario.
A raíz del traslado de la Escuela de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México a sus nuevas instalaciones en la ciudad universitaria, se inició la integración de un proyecto en el que este espacio albergaría el museo de la medicina mexicana. Éste fue inaugurado en diciembre de 1980.
Hechos históricos
El Antiguo Palacio de la Escuela de Medicina ha sido testigo de diferentes acontecimientos trascendentales dentro de la historia de México, durante la etapa de 1814 permaneció dentro de sus prisiones José María Morelos y Pavón y fue justamente en la capilla privada del Santo Oficio, entonces situada atrás de la escalera monumental, donde se ejecutó la sentencia de degradación sacerdotal.
Dentro de este lugar también perdió la vida el poeta mexicano Manuel Acuña, que se suicido el 6 de diciembre de 1873 dentro de su habitación, este se encontraba estudiando medicina cuando decidió terminar con su existencia tomando un frasco de cianuro y dejando como legado cientos de poemas y entre ellos Nocturno a Rosario que fue escrito, se dice, para la mujer que lo llevaría al bordo de su vida. Así cómo estas historias existen muchas otras algunas bastante bizarras otras mas poco creíbles.
Actualidad del recinto
El Museo de la Medicina Mexicana fue inaugurado en diciembre de 1980, ofreciéndose desde entonces una visión innovadora de la ciencia medica en México. El recinto cumple un objetivo concreto: el proporcionar una imagen tangible del desarrollo de nuestra medicina y de sus avances.
Respecto a la medicina mexicana prehispánica, podemos decir que evoluciono aislada de los otros continentes, enfrentando los problemas de la muerte, enfermedades y traumatismos, explorando los recursos de la naturaleza, proponiendo terapéuticas como los conjuros, rituales, empleo de medicamentos sagrados, plantas medicinales y tratamientos quirúrgicos que perduran por su eficacia a través del tiempo.
Hoy en día las múltiples exhibiciones de este museo muestran el aprendizaje medico adquirido al paso de los años, exposiciones cómo La Herbolaria que da un recorrido por las plantas utilizadas por los aztecas y antiguos pobladores de Tenochtitlan, continuando con una exposición de Desarrollo Humano la cual presenta detalladamente el proceso de gestación humana, gracias a una amplia sala llena de ejemplares de fetos totalmente reales.
Siguiendo con la visita y de forma continua el recinto muestra una serie de Ceras la cuál consiste en partes de cuerpos humanos cerificados y seccionados para mostrar de forma explicita los músculos, tejidos, órganos y demás articulaciones que estos presentan, son dos salas no continuas, las cuales albergan mas de 30 miembros humanos y una persona cerificada, de la misma manera.
Actualmente el lugar alberga estudiantes de medicina de la UNAM existen dos aulas magnas en donde aún se imparten clases. Y hace un par de semanas se inauguro la huella de los huesos, un acercamiento a la antropología física dedicada a difundir el estudio de estas piezas óseas que pueden develar todo un universo de acontecimientos.
Y cerrando…
Existen cientos de recintos en la ciudad de México; definitivamente vale la pena tratar de conocer la mayoría de ellos, aunque resulta imposible hacerlo de un momento a otro, pero es necesario investigar para conocer mas acerca de esos colosos que acompañan el caminar día tras día.
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